El arte de acompañar
Las entrevistas individuales en la tutoría
Febrero 17, 2025
Por Melania Suárez*

“Para orientar de una manera prudente al alumno, conviene saber a dónde queremos llegar. El fin de la educación es la felicidad y la felicidad es la consecuencia de una vida buena” (Iván Pittaluga).
La entrevista individual en la tutoría es, a la vez, una técnica y un encuentro. Es un espacio de diálogo en el que el tutor acompaña al alumno en su desarrollo personal, ayudándole a reflexionar, descubrir sus motivaciones y superar desafíos.
Como bien expresa Iván Pittaluga, “uno no es el que ‘juega los partidos’ (eso corresponde al alumno) sino el que está ‘al costado de la cancha’, dando consejos y aliento. Algo parecido a un entrenador”. Esta metáfora ilustra con claridad el rol del tutor: no sustituye al alumno en su propio camino, sino que lo guía, lo impulsa y le ofrece herramientas para que pueda tomar sus propias decisiones con responsabilidad y confianza. Pilar de Castro Manglano refuerza esta idea cuando señala que tanto los padres como los buenos profesores deben actuar como entrenadores en virtudes, ayudando a los jóvenes a desarrollar su carácter y su capacidad de autodirección (de esto hablaba en la nota “Fomentar un estilo asertivo”).
El acompañamiento en la tutoría puede llegar a tener un impacto profundo en la vida de los alumnos. A través de esta relación, el tutor les ayuda a:
- Trazar metas realistas y alcanzables.
- Asumir la responsabilidad de su propio crecimiento.
- Aprender a integrar sus distintos roles sin disociarlos, dejando una huella significativa en su camino.
- Aprender a partir de los errores.
- Transformar los problemas y conflictos en oportunidades de crecimiento. Lejos de evadir las dificultades, el tutor fomenta una actitud resiliente, en la que el error se convierte en una fuente de aprendizaje y mejora.
Una de las herramientas más poderosas en la tutoría es la mayéutica socrática, un método basado en el diálogo y la reflexión que permite a los alumnos descubrir por sí mismos el sentido de sus acciones y decisiones. La mayéutica (del griego μαιευτικη´, "el arte de dar a luz”) fue desarrollada por Sócrates, quien comparaba su método con la labor de su madre, que era partera. Así como una partera no da a luz, sino que asiste a la parturienta, el tutor no impone respuestas, sino que ayuda al alumno a "dar a luz" su propio conocimiento y autoconocimiento. Algo parecido planteaba Viktor Frankl al decir que el logoterapeuta no busca imponer la verdad al paciente, porque esta cae por sí misma, sino que su labor puede compararse a la de un oftalmólogo, quien ayuda a que el paciente pueda ver, pero no ve él por sí mismo.
Entonces, volviendo a la idea del principio, nos convertimos en facilitadores, entrenadores, coachs. Buscamos ayudarlo a que él descubra la razón de lo que hace. Más aún, que pueda encontrar su razón, su motivación profunda para poder mejorar y superarse. Si nos centramos solo en el aspecto académico y planteamos la cuestión desde una perspectiva meramente instrumental (“tenés que estudiar para levantar las notas y así aprobar y así pasar de año, etc”), es más difícil mantenerse motivado a lo largo del tiempo. Si, en cambio, le proponemos encontrar una razón más profunda, una motivación intrínseca: querer autosuperarse, forjar buenos hábitos, desplegar sus potencialidades, animarse a vincularse con el conocimiento de una manera nueva, conocer sus intereses, sus “fuertes” y sus dificultades, probablemente podremos generar un impacto positivo y, sobre todo, sostenible y realizable en el tiempo.
Viktor Frankl decía que lo que necesitamos no es ser felices, sino una motivación, una razón para ser felices y que, al encontrarla, nos viene en consecuencia la felicidad. Análogamente podríamos decir que lo que el tutorado necesita no es que le garanticemos el éxito académico, sino una motivación para lograrlo. Y de esta manera, encontrando esa motivación, podría, en consecuencia, llegar a un buen desempeño escolar (que, como decíamos, no es solamente en el estudio, sino de modo armónico e integral).
Ahora bien, yendo a lo práctico, ¿cómo podríamos aplicar la mayéutica en la tutoría? Se pueden utilizar preguntas estratégicas para guiar al alumno en su propio proceso de reflexión. En lugar de darle respuestas directas, podemos ayudarlo a cuestionarse, a examinar sus ideas para así llegar a conclusiones bien fundamentadas. Algunos posibles disparadores podrían ser:
- ¿Por qué pensás que actuaste de esa manera?
- ¿Qué consecuencias te parece que tuvo esa decisión en tu vida? ¿Y en la de los demás?
- ¿Pensás qué podrías haber hecho algo diferente?
- ¿Qué valores están en juego en esta situación?
- ¿Te parece que actuaste siendo fiel a vos mismo, o que imitaste el actuar de alguien más?
- ¿Cómo te gustaría actuar la próxima vez?
Vemos cómo este estilo fomenta el hallazgo de una motivación intrínseca, ya que el alumno no actúa simplemente por obedecer órdenes externas, sino porque comprende el porqué de sus acciones y se siente responsable de su propio crecimiento.
Es nuestra responsabilidad ponernos al servicio para que en el espacio de tutoría se generen las condiciones para que el alumno pueda mejorar y desarrollarse de manera armónica e integral. Si la tutoría busca ayudarlo a sacar lo mejor de sí mismo y encaminarlo hacia una vida plena y significativa, tenemos que ayudarlo y acompañarlo para que llegue a conocerse mejor, identificando sus valores personales y potenciando sus fortalezas.
En conclusión, la tutoría no es simplemente un espacio de orientación académica, sino un acompañamiento en la formación integral del alumno. Aplicar la mayéutica socrática nos permite en este proceso que el estudiante descubra su propio camino, desarrollando autonomía, sentido crítico y madurez personal.

*M. Melania Suárez es Profesora y Licenciada en Filosofía por la Universidad Católica Argentina (UCA), lugar en el que también realizó estudios de posgrado sobre Logoterapia y Análisis existencial. Actualmente se desempeña como docente y tutora en nivel secundario, como docente en nivel terciario, es anfitriona del podcast Con corazón inquieto, y trabaja como coordinadora de cursos en Integralis.