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Sin miedo al éxito. El rol de la tutoría
agosto 27, 2021
Como sociedad, atravesamos desde hace varios años, un contexto de incertidumbre que toca distintos aspectos de nuestras vidas. Cambios vertiginosos, crisis económicas, avances tecnológicos, monedas cibernéticas y pérdida de confianza, saben estar a la orden del día. Con la pandemia por el Covid-19, la situación se acrecentó y sumó otros focos de inestabilidad vinculados a la salud y a cambios de hábitos.
Todos nos vemos involucrados en esta realidad que nos traspasa y que, tal vez, hasta nos abruma. Los niños y jóvenes atraviesan cambios constantes propios de sus edades y etapas de desarrollo, a los que se suman las dudas e incertidumbres externas. Como adultos, no quedamos ajenos a la escena y es allí donde es importante reconocer en nuestro rol de educadores que, a veces, no tenemos todas las respuestas.
En este sentido, se vuelve necesaria la búsqueda constante de espacios que generen reflexión y pensamiento crítico, pero también herramientas concretas que sirvan para hacernos adultos que miran a otros y los impulsan a descubrirse y superarse.
En este desafío, la educación integral juega un papel fundamental, porque al mismo tiempo que exige calidad pedagógica, propone un enfoque desde la presencia. Cada estudiante requiere de un acompañamiento adecuado, que contemple su situación personal y, a la vez, potencie el desarrollo de su talento.
Desde esta perspectiva, la figura del tutor cobra una especial importancia porque es quien deberá garantizar la unidad del proyecto educativo entre todos sus actores. Es decir, mediará entre los estudiantes, los padres, la comunidad y los profesores. Por esta razón, la oferta educativa debe estar a la altura para dar respuesta a los desafíos del siglo XXI y por ello mismo, considerar la formación y preparación necesaria de educadores capaces de “promover el desarrollo de la función tutorial de las instituciones, con el objetivo de mejorar las posibilidades de acompañamiento a la trayectoria escolar de los jóvenes”.[1]
La tutoría ocupa, más que nunca, un lugar destacado en la educación. Es imposible pensar en el verdadero desarrollo integral de los estudiantes si no se los considera primero seres humanos que piensan, sienten y anhelan. Es el tutor quien tiene la misión de identificar al otro, de caminar junto él y de contagiar el entusiasmo por aprender y progresar. Por ello, requiere de educadores comprometidos, dispuestos a formarse continuamente y a desafiarse. Pero sobre todo, requiere de educadores sin miedo a equivocarse, capaces de cuestionarse y de animarse a transmitir la pasión por el aprendizaje.
Para más información sobre el tema, ver aquí.
[1] Amaya, F; de las Carreras de Silveyra, F; Pittaluga, I. A. Año 2011. “La tarea educativa del tutor. Desafíos para el s. XXI”. Ediciones Logos. Argentina.