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Entornos digitales seguros
El desafío de formarse para poder acompañar
febrero 4, 2022
Actualmente vivimos una parte importante de nuestra vida en la digitalidad a través de diversos espacios proporcionados por Internet. La pandemia los ponderó al vernos obligados a quedarnos resguardados en casa, lo que generó un mayor crecimiento de interacciones mediadas por la tecnología digital que varía entre conversar con familiares a través de videollamadas, hasta hacer una transacción bancaria.
Por eso es importante estar informados acerca de las novedades y beneficios que la virtualidad ofrece, pero también sobre los riesgos que implica ser parte de este mundo. Además, es cierto que no podemos enseñar aquello que no conocemos y por lo tanto, a la hora acompañar a nuestros hijos o estudiantes en el uso de estas herramientas, es necesario primero desarrollar habilidades que nos permitan usarlas de manera correcta para saber de qué manera guiarlos a la hora de sumergirse en los entornos digitales.
Para el uso apropiado de estos espacios se necesitan capacidades que tienen que ver más con los criterios que con el conocimiento técnico acerca de los mismos. Esto no se hace de la noche a la mañana pero se puede empezar por algunos consejos básicos que deben ser tenidos en cuenta para que tu paso por Internet sea seguro:
Usar distintas direcciones de email. Es cierto que a veces puede ser un dolor de cabeza recordar más de una dirección de correo con su respectiva clave, pero es importante para evitar correr riesgos que atenten contra la privacidad. Por ejemplo, sería ideal usar un email para cuestiones formales (como trámites del banco, prepagas, seguros y similares); y otra dirección para registrarte en páginas de redes sociales, juegos y demás entretenimientos. De esta manera, tienes un mayor control sobre a quién proporcionas tus datos.
Cuidarse de los remitentes desconocidos. Solemos acostumbrarnos a recibir correos desde direcciones que no conocemos. Ante esto lo ideal es prestar atención al remitente y evitar abrir aquellos que no logremos verificar. No hay que naturalizar estas prácticas sino denunciar este tipo de direcciones de correo electrónico para ayudar a advertir al servidor que estamos utilizando sobre esta amenaza y quizás, hasta evitar algún engaño o vulnerabilidad de datos a otras personas.
No usar la misma contraseña. Puede ocurrir que por comodidad optemos por usar las mismas claves en diferentes cuentas de email o suscripciones, pero es un error ya que es más fácil de vulnerar nuestra privacidad. Lo que se recomienda es usar claves distintas, evitando fechas de cumpleaños, de aniversario, números de teléfono o de documentos de identidad que pueden ser fácilmente rastreables. Tampoco es bueno escribirlas en algún papel o libreta de uso cotidiano.
No compartir claves con otros. Nuestras contraseñas deben ser siempre secretas puesto que en los dispositivos inteligentes solemos tener diversas cuentas sincronizadas y no sabemos cómo puede repercutir el uso que otra persona pueda hacer con ellas. Asimismo es importante modificarlas en lapsos de tiempo prudenciales.
Desconfiar de regalos y promociones. Precios muy baratos o regalos sorpresa pueden ser una trampa para obtener datos de tarjetas de crédito o direcciones físicas. Lo mismo ocurre cuando compramos por Internet, ya que se pueden encontrar páginas que no son serias y pueden terminar en algún tipo de estafa. Es importante averiguar muy bien quién está detrás de este tipo de beneficios antes de brindar algún tipo de información puesto que lo barato puede terminar saliendo muy caro.
Evitar hablar con desconocidos. A través de diferentes plataformas y redes sociales puede suceder que se establezca contacto con personas que no conocemos en el mundo físico y ante esto hay que tener sumo cuidado. No hay que brindar información personal como la edad, lugar de residencia, teléfono o dedicación y mucho menos proporcionar información crediticia o el contacto de alguna persona conocida. Este ítem es aún mucho más importante si se trata de menores de edad ya que pueden ser sometidos al grooming.
Una mención especial a las redes sociales y los menores de edad
Cuando se trata de menores, es aún más importante conocer cuáles son los riesgos a los que se exponen con el uso de las pantallas. Algunos de los temas que más se destacan son el acceso a contenidos inapropiados, el contacto con extraños y el riesgo de la generación de adicciones.
Para evitar este tipo de peligros es bueno enseñar el valor de la privacidad, para evitar compartir la ubicación o imágenes a desconocidos, de manera que la identidad pueda ser resguardada. A su vez, es clave promover espacios de confianza donde los chicos y chicas puedan expresar cómo se sienten y qué dudas tienen de manera que, como adultos, sepamos en qué situación se encuentran.
Que Internet sea un espacio de crecimiento y desarrollo es posible, depende de nosotros la medida en que nos dispongamos a darle un lugar a la formación propia y al acompañamiento de los más jóvenes.
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