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¿El alumno como centro de la tarea docente?
Algunas claves para hacerlo realidad.
enero 10, 2022
Hace algunos años que podemos pensar en esta frase como si fuera una especie de tendencia o de una estrategia en auge. Sin embargo, la necesidad de que los estudiantes sean verdaderamente el centro del proceso de enseñanza y de aprendizaje data de los inicios del ejercicio docente.
Lo que seguro ha ocurrido en las últimas décadas es que debido a grandes progresos en materia de descubrimientos y tecnología, nuestra forma de vivir, nuestra rutina cotidiana se ha modificado. Avanzamos a gran velocidad y por momentos, nos invade la incertidumbre por no saber lo que puede esperarnos a la vuelta de la esquina. ¿Para qué nos preparamos?, ¿cómo nos imaginamos el futuro?, ¿qué tipos de empleos se van a requerir?, ¿a qué desafíos nos tendremos que enfrentar?
Esta realidad interpela al sistema educativo y requiere de los docentes un ejercicio cuidadosamente planificado de manera que los estudiantes sean los protagonistas de la construcción del saber con un verdadero sentido. En este espacio, repasamos algunas claves para hacerlo realidad:
Cambiar la visión del alumno. No se puede seguir pensando en los estudiantes como chicos y chicas pasivos. Por el contrario, hay que considerarlos en movimiento, como sujetos que cuestionan, que enfrentan, que desafían. Que se preguntan y experimentan.
Cambiar la visión del rol docente. Hoy la información está disponible en múltiples plataformas por lo que la fortaleza del docente no se encuentra en su saber, sino más bien en su saber hacer y en el acompañamiento del proceso de aprendizaje que el propio estudiante va realizando.
Fortalecer la idea de aprendizajes co-creados. Todo aquello que se comparte genera aún más aprendizaje porque las experiencias compartidas aportan miradas diferentes que se suman para enriquecer la manera en que cada individuo percibe el mundo.
Crear espacios atractivos. La escuela debe ser un lugar de descubrimiento, de apropiación. Por lo tanto, hacer que sea un espacio físicamente agradable va a generar que el estudiante disfrute de pasar tiempo en ese lugar y lo cuide.
Estimular la curiosidad. Conocer qué cosas le gustan a los estudiantes o qué influencer está de moda ayudará a comprender mejor aquello que piensan y sienten para encontrar modos de relacionar los contenidos de la asignatura con su vida cotidiana y estimular las ganas de saber.
Fomentar el aprecio por sí mismo y sus pares. Además de aquellos contenidos técnicos que el estudiante debe incorporar durante su vida escolar, es importante que de manera transversal aprendan a conocerse, a valorarse y respetarse para que puedan establecer relaciones sanas que los haga capaces de tolerar diferencias.
Entregar el corazón. La misión del educador no es tarea simple porque requiere del talento del artesano que va moldeando vidas en medio de contextos desafiantes. Qué misión compleja y abrumante que esconde la belleza de motivarse al entregarse a esas vidas en pleno desarrollo.