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La educación del corazón
Formación integral de la persona
Marzo 15, 2023
Artículo de Ignacio López, Dr. en Filosofía por la Universidad Católica Argentina y Master of Arts por la University of Chester.
El corazón representa el núcleo más profundo del ser humano"
Actualmente es muy común asociar la palabra corazón exclusivamente con la dimensión afectivo-emocional del ser humano. Así lo testimonian expresiones típicas de la vida cotidiana como ‘le rompió el corazón’ o ‘es una persona de gran corazón’, las cuales refieren a cuestiones fundamentalmente sentimentales o afectivas.
No obstante, en un sentido más amplio, la palabra corazón hace referencia a algo mucho más complejo que a una mera aglomeración de afectos y emociones, pues representa el núcleo más profundo del ser humano, el ‘centro de operaciones’ desde donde cada persona dirige y gobierna su vida. Hoy en día aún recurrimos a este sentido más amplio cuando utilizamos expresiones como, por ejemplo, ‘el corazón del problema es tal o cual cosa’.
Una auténtica educación integral debe hacer el esfuerzo por mantenerse fiel a este segundo sentido, más rico y profundo, del corazón, el cual, claro está, incluye al primero. En efecto, no caben dudas de que los afectos y las emociones forman parte de ese núcleo existencial a partir del cual cada persona gobierna su vida. No obstante, también es claro que la madurez necesaria para ser realmente dueño de la propia vida no depende exclusivamente de cuestiones afectivas. A fin de cuentas, las decisiones correctas no siempre cuentan con el apoyo de los sentimientos.
Si tomamos la segunda acepción, podemos decir que la auténtica educación del corazón es aquella que permite una formación integral de la persona, la cual implica no solo desarrollar todas las dimensiones del ser humano por igual, sino también integrarlas armónicamente.
¿Cómo se logra esta educación del corazón?
1. Ver al estudiante en su integralidad
Las familias también deben trabajar por adquirir una mirada más holística de la persona, en donde la preocupación central sea la formación integral de sus hijos.
- ¿Logra adquirir buenos hábitos y remover aquellos que le son perjudiciales?
¿Es una persona cada vez más autónoma y dueña de sí misma?
¿Va adquiriendo herramientas para conocerse mejor, descubrir su vocación y realizarse integralmente?
Las familias deben involucrarse en estas cuestiones, las cuales deben formularse y abordarse conjunta y colaborativamente con la escuela si se pretende lograr una auténtica educación del corazón.
A fin de cuentas, la formación integral de la persona es un trabajo constante que nunca se toma vacaciones.